Nacida en vicuña el 7 de abril de 1889, la maestra de escuela Lucila Godoy Alcayaga llegaría a convertirse en una de las más relevantes figuras de la literatura universal.
Galardonada en 1945 con el Premio Nobel, su vida, su pensamiento social, político y su obra continúan siendo objeto de estudio y de controversia. Se le considera una de las principales referentes de la poesía femenina
universal y por su obra obtuvo en 1945 el primer Premio Nobel de Literatura para un autor
latinoamericano. En la cláusula novena de su testamento Gabriela Mistral dispuso: “Es mi voluntad que mi cuerpo sea enterrado en mi amado Monte grande, Valle de Elqui, Chile”.
Mausoleo Gabriela Mistral
El mausoleo de la poetiza Gabriela Mistral se encuentra ubicado en la localidad de Montegrande, en la comuna de Paihuano, en la provincia del Elqui, en la IV Región de Coquimbo.
Nacida con el nombre de Lucila Godoy, pasó su infancia en el pueblo de Montegrande, ubicado a 100 kms. al interior de la ciudad de La Serena, capital de la Región. Entre los 3 y los 9 años vivió en una sencilla casa en la que su media hermana Emelina impartió a ella y otros niños la enseñanza primaria.
Casa Escuela Rural de Montegrande
En este sitio Gabriela recibió su enseñanza primaria. Pocos años después, la poeta decidiría seguir el rumbo de su hermana en la enseñanza en distintas localidades de la IV Región y comenzaría a publicar en diarios locales, con lo que se alejaría del pueblo de Montegrande. La casa es una sencilla construcción de adobe de un piso empotrada en la ladera de un cerro, similar a las casas corrientes del sector. En una habitación de aproximadamente 20 mts2 se impartían las clases, y en otro cuarto más pequeño estaba instalado el dormitorio de la familia. Además, la casa posee un patio largo y estrecho, con árboles y vista al río. La poetiza pidió en su testamento que sus restos fueran enterrados en su amado pueblo. " Fui dichosa hasta que salí de Montegrande y ya no lo fui nunca más " .Además, en el mismo testamento, Gabriela Mistral legó los ingresos por la venta de sus libros a los niños de Montegrande, a quienes ya había había transferido su renta vitalicia por el Premio Nacional de Literatura, que recibió en 1951.
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